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Solo siete de las 80 mayores ciudades de España cumplirían con los nuevos límites de la OMS para el dióxido de nitrógeno

Todas las capitales de la Unión Europea están por encima del umbral anual que la Organización Mundial de la Salud fija como seguro para este contaminante

Contaminación atmosférica sobre la ciudad Barcelona durante un pico de polución a principios de 2020.
Contaminación atmosférica sobre la ciudad Barcelona durante un pico de polución a principios de 2020.Joan Sánchez
Manuel Planelles

Los nuevos umbrales de calidad del aire que acaba de fijar la Organización Mundial de la Salud (OMS) suponen un enorme reto para las ciudades españolas. Porque la situación de partida no es buena: solo siete de las 80 ciudades más pobladas de España están por debajo del nuevo límite de exposición anual al dióxido de nitrógeno (NO₂) que recomienda la OMS en sus directrices. Si se eleva el foco al resto de la Unión Europea, la situación no mejora: ninguna de las 27 capitales de los Estados miembro cumpliría ahora con la recomendación respecto a este contaminante, que está muy relacionado en las ciudades con los motores de combustión de los vehículos de gasolina y diésel. Así se desprende del análisis realizado por EL PAÍS a partir de los datos de la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) y tomando como año de referencia 2019 —en 2020, el año de la pandemia, los datos de contaminación estuvieron condicionados completamente por los confinamientos—.

Hasta ahora, la OMS consideraba que el límite de seguridad respecto a la exposición anual al NO₂ era 40 microgramos por metro cúbico. Y prácticamente la totalidad de las estaciones de control de la calidad del aire de las ciudades españolas más pobladas estaban de media por debajo de ese límite. Pero, tras analizar la literatura científica y después de 15 años sin modificar estas directrices, la OMS ha decidido esta semana rebajar a una cuarta parte ese nivel de seguridad, hasta los 10 microgramos. Esto implica que solo siete ciudades estarían dentro de los márgenes recomendados si se toman los datos de 2019 como punto de partida. Se trata de Badajoz, Benidorm, Cáceres, Elda, Palencia, Telde y Zamora.

La mayoría de estas 80 grandes ciudades se movían en una horquilla de entre 10 y 30 microgramos por metro cúbico en 2019. Pero en el caso de las diez urbes españolas con peores datos de media se triplicaba ampliamente el nuevo límite de 10 microgramos. Ese listado lo encabezaron Granada (43 microgramos), Coslada (39), Mollet del Vallès (39), Murcia (38) y Terrassa (37). Le siguen Leganés (36), Madrid (35), Granollers (35), Getafe (33) y Barcelona (32).

El NO₂ es un contaminante que genera problemas en el aparato respiratorio y está estrechamente vinculado a los vehículos de combustión en los entornos urbanos. “Lo que establece la OMS ahora partiendo de la base científica son los nuevos valores a partir de los que se ha visto que hay efectos negativos para la salud”, señala Xavier Querol, investigador del CSIC y uno de los expertos que han colaborado con la Organización Mundial de la Salud en la revisión de las directrices sobre calidad de aire.

Querol considera muy importante distinguir entre los nuevos umbrales establecidos por la OMS y los límites legales que cada nación decide fijarse. Las recomendaciones de esta organización no tienen una vinculación legal. Cada país decide si las lleva a su legislación o no.

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En el caso de la Unión Europea, las autoridades comunitarias habían adoptado como propio el límite anual de 40 microgramos por metro cúbico, que la OMS marcó en 2005. Y España, que ha tenido que incorporar a su legislación esos umbrales, ha sido denunciada por la Comisión Europea por incumplir reiteradamente esos límites desde hace una década en Madrid y Barcelona.

La Comisión Europea está ahora en proceso de revisión de su directiva de calidad del aire y se espera que las instituciones comunitarias acaben elevando los límites legales de los principales contaminantes. Pero este cambio y su transposición no es “inminente”, recuerda Julio Díaz, especialista también en calidad del aire de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III. “Todavía faltan años para que los países de la UE terminen de trasponer los nuevos límites”, añade. Además, tampoco está nada claro que la UE adopte de golpe el restrictivo límite de 10 microgramos que recomienda la OMS para el NO₂. Querol considera que es probable que la futura directiva apueste por un endurecimiento progresivo de los límites legales, como ya ocurría en la norma europea de calidad del aire de 1999.

No solo España tendría un grave problema de cumplimiento si se adoptaran los nuevos umbrales de la OMS para el dióxido de nitrógeno. Según los mismos datos de la Agencia Europea del Medio Ambiente, en 2019 todas las capitales de la UE superaron la exposición máxima de 10 microgramos por metro cúbico. Los peores resultados se registraron en Bucarest (57,18 microgramos), en Roma (38,9), París (37,54), Berlín (37,13) y Atenas (36,89).

Otros contaminantes

La OMS no solo ha endurecido los límites de seguridad para dióxido de nitrógeno. Para las PM₂,₅ —las partículas de menos de 2,5 micras de diámetro— se ha decidido reducir a la mitad la exposición máxima recomendada anual: se pasa de un valor de 10 microgramos por metro cúbico a cinco. En el caso de las partículas más grandes, las PM₁₀, el límite anual pasa de 20 microgramos por metro cúbico a 15. Si se toman como referencia estos nuevos límites, las 80 ciudades españolas más pobladas estarían por encima de lo que recomienda la OMS.

Esto, de nuevo, no significaría un incumplimiento legal. En el caso de las partículas, la normativa europea era ya menos restrictiva de lo que recomendaba la Organización Mundial de la Salud antes de esta última revisión de sus directrices. Y todavía está por ver hasta dónde llegan las instituciones comunitarias en la actualización de su directiva de calidad del aire respecto a las partículas.

Julio Díaz admite que en el mundo científico ha sorprendido que la OMS haya bajado tanto los límites de la exposición recomendable en las partículas y el dióxido de nitrógeno. Pero este investigador apunta a que en los últimos 15 años se han publicado bastantes artículos científicos en los que ya se alertaba de que unas exposiciones menores de las que recomendaba esta organización internacional eran dañinas para la salud humana.

Díaz insiste en la necesidad de que los límites legales que finalmente se impongan “se cumplan”. Por su parte, Querol espera que las recomendaciones puestas sobre la mesa ahora para la OMS sirvan para que los países se fijen “unos objetivos más estrictos para mejorar la calidad del aire”. Porque marcarse metas de reducción de la contaminación sirve para salvar vidas. “En 1990 había un millón de muertes prematuras en la Unión Europea debido a la contaminación por partículas, frente a las 374.000 de ahora”, recuerda Querol.

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Sobre la firma

Manuel Planelles
Periodista especializado en información sobre cambio climático, medio ambiente y energía. Ha cubierto las negociaciones climáticas más importantes de los últimos años. Antes trabajó en la redacción de Andalucía de EL PAÍS y ejerció como corresponsal en Córdoba. Ha colaborado en otros medios como la Cadena Ser y 20 minutos.

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