“De lo teórico a lo práctico, ¿cuántos médicos están encarcelados?”

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Una familiar sostiene la fotografía de Karla Turcios y a su derecha está la madre y el padre de la periodista.

Por Evangelina Sol Caminos

2018-04-17 8:34:15

Ningún médico ha sido enjuiciado o encarcelado en El Salvador por actuar (tratamiento o intervención) para salvar la vida de una mujer embarazada y que al hacerlo, involuntariamente haya causado la muerte de su hijo. Miles de mujeres con diferentes afecciones y emergencias han sido tratadas sin consecuencias para sus doctores.

A diario, médicos salvadoreños tienen que enfrentar decisiones de vida o muerte. Es irresponsable que se repita, una y otra vez, para que parezca verdad, que estos tienen las manos atadas; que tienen que dejar morir a sus pacientes. Esto causa confusión y expone al peligro a mujeres que no serán atendidas debidamente.

El Código Penal, Art-27, claramente exime de responsabilidad penal a: #3-Quien actúa u omite por necesidad de salvaguardar un bien jurídico, propio o ajeno de un peligro real o inminente, no ocasionado intencionalmente, lesionando otro bien de menor o igual valor que el salvaguardado, siempre que la conducta sea proporcional al peligro y que no se tenga el deber jurídico de afrontarlo; #6-Quien actúa en colisión de deberes, es decir, cuando existan para el sujeto, al mismo tiempo, dos deberes que el mismo debe realizar, teniendo solamente la necesidad de cumplir uno de ellos.

Curioso que los que repiten lo de “las manos atadas” y exigen una “causal” innecesaria, dicen estar a favor de la vida de las mujeres, pero no hacen nada ni exigen leyes con programas para luchar contra la preeclampsia, principal causa de muerte materna. Esas vidas no les importan.

Cuando hablan sobre salud es necesario aclarar que la Organización Mundial para la Salud define la salud como el bienestar físico, mental y social. Entonces, un aborto “médico” podría ser “diagnosticado” para que la mujer no sufra angustia, o para que finalice sus estudios.

En Nicaragua el aborto “terapéutico” era permitido antes de 2007. Existían cientos de clínicas de aborto a lo largo y ancho del país. Era buen negocio. Se practicaban abortos por cualquier causa, con solo obtener un dictamen de los “doctores” de turno en los abortuarios. Las feministas publicaban indicaciones para abortar. El Centro Mujer y Familia, en mayo de 1993, bajo auspicio de la Autoridad Noruega para el Desarrollo, informaba: “podríamos entender entonces, que CUALQUIER MUJER puede acudir a una clínica para que valoren su situación, obtener las firmas, y QUE SE LE PRACTIQUE EL ABORTO LEGAL SIN INCURRIR EN DELITO ALGUNO”.

Nicaragua fue el último país que prohibió el aborto sin excepciones. Las clínicas cerraron. Se acabó el negocio. Contrario a lo que pronosticaban los “médicos” abortistas, las feministas y los internacionalistas, que afirmaban que miles de mujeres morirían, la mortalidad materna se redujo drásticamente. Cifras del Ministerio de Salud detallan que en 2007 fallecieron 93 mujeres por cada 100,000 nacidos. En 2016, murieron 38×100,000.

Igual pasó en El Salvador. En 1995 (antes de la penalización) la razón era de 118×100,000, Actualmente, en 2017 descendió a 30×100,000 nacidos.

Si las mujeres no están muriendo por falta de acceso al aborto, ¿por qué tanta insistencia para aprobarlo? Se rebuscan casos aislados de jóvenes que murieron por una probable negligencia médica para dar apariencia de credibilidad y para impresionar a las personas.

Los niños nonatos son invisibilizados, discriminados en esta discusión. Sus corazoncitos laten a los 16 días de concebidos. A las 8 semanas ya tienen todos sus órganos y se mueven.

La solución para evitar las muertes de mujeres de escasos recursos es exigir que se garantice un mayor acceso a cuidados y controles pre y posnatales, no matar a sus hijos.

Colaboradora de
El Diario de Hoy