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La CIA revela cómo supo que Moscú intentaba robar las planos de la bomba

Antonio Caño

Durante más de 50 años, Cecil Philips ha sido un héroe en la sombra. Sólo ahora, cuando la CIA se lo ha permitido, ha roto su largo silencio para recordar cómo consiguió descifrar en 1944 los códigos que probaban por primera vez que la Unión Soviética estaba a punto de robar los planos de la bomba atómica. Philips puso a todo el servicio el secreto norteamericano en la pista de uno de los más espectaculares casos de espionaje del siglo, pero fue una de sus colegas, Meredith Gardner, quien decodificó el mensaje que llevó al matrimonio Rosenberg, los jefes de esa operación soviética, a la silla eléctrica en 1953.Ese es el final de una historia fascinante que hasta ayer constituía uno de los secretos mejor guardados en EE UU. Incluso ahora, cuando la CIA acaba de abrir los archivos de lo que se conoce como el proyecto Venona, sólo han sido dados a conocer 49 cables de los 2.200 que fueron interceptados por los expertos norteamericanos en su largo y meticuloso trabajo para desarticular la red soviética que escarbaba entre! los documentos más reservados.

Venona era el nombre en clave de un grupo de más de 200 personas -muchas de ellas todavía sin identificar- con la misión de averiguar cuánto sabían los soviéticos, todavía, aliados en la II Guerra Mundial, sobre el proyecto militar más ambicioso concebido hasta ese momento por el hombre: la bomba atómica.

Empleando sólo su imaginación, sin los avanzados recursos tecnológicos de la actualidad, los miembros del equipo Venona descifraron mensajes creados por los soviéticos para ser indescifrables. Eran, según recuerdan hoy Philips, Gardner y algunos de sus colegas, como puzzles de millones de piezas en negro, un gigantesco laberinto de letras, que se tornaban en números y viceversa, un complejisimo diseño de códigos que variaban en cada telegrama.

Rosenberg era 'Liberal'

Los especialistas norteamericanos penetraron en ese laberinto para averiguar, entre Otras cosas, que los soviéticos conocían ya la lista de los científicos que trabajaban en la construcción de la bomba norteamericana, lo que se llamaba el proyecto Manhattan. Ese descubrimiento, puesto en manos del FBI, fue el que permitió la detención de Julius y Ethel Rosenberg, a quien sus jefes en Moscú identificaban en los mensajes con el término Liberal.

Gran parte del material que ahora ha sido dado a conocer no fue utilizado en el proceso contra los Rosenberg. De hecho" el proyecto Venona ni siquiera fue mencionado en el juicio, lo que hizo que quedaran siempre algunas dudas sobre la consistencia de la acusación. David Khan, un prestigioso historiador norteamericano especialista en espionaje, afirma ahora que "las papeles Venona prueban sin ninguna duda que los Rosenberg espiaron para la Unión Soviética".

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Cuánto llegaron a averiguar los soviéticos es todavía una duda. En sus memorias, Nikita Jruschuv afirma que el trabajo de los Rosenberg fue de gran ayuda para la producción de la bomba atómica en la URSS, donde se hizo la primera prueba en 1949.

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