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La UE ultima la norma que permite luchar contra el monopolio de los gigantes digitales

Bruselas y Washington cierran un nuevo acuerdo para la transferencia de datos entre los dos lados del Atlántico

La vicepresidenta europea, Margrethe Vestager, charla con el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borell, (a la izquierda) y el comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton.
La vicepresidenta europea, Margrethe Vestager, charla con el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borell, (a la izquierda) y el comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton.Olivier Matthys (AP)

La herramienta legal que permitirá a Bruselas luchar contra el monopolio de los mercados tecnológicos ya está lista. El Consejo de la UE y el Parlamento Europeo han cerrado el acuerdo sobre la Directiva de Mercados Digitales este viernes de madrugada, según han anunciado ambas partes y la vicepresidenta de la Comisión Europea, Margrethe Vestager. La norma sitúa el foco sobre empresas digitales con una facturación anual superior a los 8.000 millones y un valor bursátil de más 80.000 millones. Ambas condiciones cierran el ámbito de actuación a un puñado de empresas estadounidenses muy conocidas, Facebook, Amazon, Google, Apple o Microsoft, alguna china como Alibaba y una europea, el fabricante alemán de software para empresas SAS.

Para entrar en vigor, la directiva de mercados digitales todavía debe pasar el trámite formal de ser aprobada por el Consejo de la UE y el pleno del Parlamento Europeo, algo previsto para mayo. Se da la circunstancia de que el acuerdo entre los dos órganos legisladores de la UE se ha producido en un día que tiene cierto simbolismo en Bruselas en las batallas emprendidas contra los gigantes digitales por sus posiciones de abuso de competencia, ya que hace 18 años se inició uno de los procesos históricos contra Microsoft por ese motivo.

Una vez pase estos trámites, se aplicará a las compañías que excedan los volúmenes citados y estén presentes en, al menos, tres países de la UE y cuenten con 45 millones de usuarios. A estas empresas se les considerará goalkeepers o guardianes por tener la posibilidad de controlar las puntos de contacto entre consumidores y empresas, creando cuellos de botella. Estas empresas “controlan ecosistemas completos, compuestos por diferentes servicios de plataforma, como mercados digitales, sistemas operativos, servicios en la nube o motores de búsqueda digital”.

La nueva legislación europea obligará a las compañías a dar la opción a sus clientes de desinstalar en cualquier momento las aplicaciones preinstaladas en los sistemas operativos, algo muy habitual en los teléfonos móviles. También veta la publicidad personalizada para los menores de edad si no cuenta con la aprobación de los padres.

Uno de los objetivos que pretende la directiva es acabar con las llamadas adquisiciones asesinas, la compra de compañías nuevas e innovadoras con gran potencial de crecimiento por los gigantes tecnológicos, limitando así la opción de que aumente la competencia. Algunas de las operaciones más famosas en la última década en las que una gran compañía de Silicon Valley ha adquirido una empresa innovadora que aumentaba la competencia son la compra de Instagram y WhatsApp por Facebook, ahora Meta, o la de LinkedIn por Microsoft.

A las empresas que incumplan con la obligaciones de la norma, la Comisión Europea podrá castigarles con multas que estén entre el 4% y el 20% de su facturación anual.

“Con el acuerdo alcanzado, Europa lidera el cambio tecnológico en la era digital. Es una buena noticia para los ciudadanos y ciudadanas europeas que verán sus derechos reforzados como el control de sus propios datos y también para las empresas europeas que podrán competir en igualdad de condiciones con las grandes plataformas bajo unas reglas de juego justas”, ha declarado la eurodiputada del PSOE, Adriana Maldonado.

Este anuncio ha coincidido con otro de gran importancia en el sector digital: un nuevo acuerdo entre Estados Unidos y la UE para facilitar la transferencia de datos en ambos lados del Atlántico. El pacto permite resolver un problema que hace semanas puso de relieve Meta, la matriz de Facebook, en uno de sus reportes a la SEC, cuando señalaba la inseguridad jurídica en la que desarrollaba su actividad por la falta de un acuerdo marco sobre estas transferencias. No obstante, este acuerdo probablemente tendrá que pasar dentro de un tiempo el filtro del Tribunal de Justicia de la UE, un examen que no pasaron los dos pactos anteriores entre Washington y Bruselas y lleva a esa situación de incertidumbre.

“El nuevo marco supone un compromiso sin precedentes por parte de Estados Unidos para aplicar reformas que refuercen la privacidad y las libertades civiles aplicables a las actividades de inteligencia de Estados Unidos”, apunta la Comisión en un comunicado, que, no obstante, señala que lo pactado este viernes son líneas generales que todavía tienen que trasladarse a un texto legal.

EE UU y la UE llevan dos décadas tratando de encontrar una fórmula para que las grandes tecnológicas americanas puedan operar en Europa sin menoscabar los altos estándares en materia de privacidad que rigen en el Viejo Continente. La clave está en que los datos personales que recopilan estas compañías sobre los usuarios para operar se alojan en servidores ubicados en suelo estadounidense, independientemente del lugar de origen de los afectados. Y que en EE UU, a diferencia de en la UE, no hay ninguna ley federal que regule su gestión. La CIA, el FBI o la NSA pueden intervenirlos cuando lo consideren oportuno, algo que está rotundamente prohibido en Europa. El acuerdo Safe Harbor (Puerto Seguro) facilitó a principios de siglo el marco legal para que los datos de los europeos se pudieran tratar en el país norteamericano.

El abogado austriaco Max Schrems lanzó una serie de demandas contra Facebook argumentando que las garantías europeas en materia de privacidad se quedan en papel mojado si, como es la práctica habitual, los datos personales de los usuarios se procesan en EE UU y no en la UE. El TJUE le dio la razón en 2015 (sentencia Schrems I) y congeló el acuerdo, forzando que Washington y Bruselas cerraran uno nuevo que incluyera salvaguardas adicionales para reforzar la protección de los datos de los ciudadanos europeos. Ese acuerdo se llamó Privacy Shield (Escudo de Privacidad) y fue recurrido de nuevo por el joven activista, que volvió a ganar: el TJUE lo declaró inválido en 2020 (Schrems II) y resolvió que los datos de los europeos deberían permanecer en suelo europeo para que se le apliquen las normativas comunitarias.

El acuerdo que se anuncia hoy sería un tercer intento por encauzar el flujo de datos transatlántico en un contexto en el que algunas empresas, como Meta, han amenazado con retirarse de Europa si no se aclara el marco normativo.

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