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Jamie Oliver: "La comida debería ser una asignatura como matemáticas"

Jaime y amigos. / JAMIEOLIVER.COM
Jaime y amigos. / JAMIEOLIVER.COM
Mikel López Iturriaga

Una de las escenas relacionadas con la comida más impactantes que he visto en televisión se emitió dentro de un programa de Jamie Oliver en 2010. El cocinero británico visitaba un colegio en Huttington, West Virginia, considerada entonces la ciudad más gorda de Estados Unidos (33% de obesos). Enseñó a una clase de niños de seis años unas cuantas verduras (coliflor, remolacha, berenjena), y ninguno consiguió decir qué eran. Uno confundió los tomates con las patatas. Todos, por supuesto, sabían lo que era el ketchup.

Aquel programa se llamaba Food Revolution, y pretendía llevar las buenas prácticas alimentarias a las escuelas: más productos frescos y menos morralla procesada. Cinco años después, Oliver sigue en esa guerra, y se ha inventado el Food Revolution Day, una campaña que culminará el 15 de mayo y que pretende que los países más poderosos del mundo se comprometan a incluir la comida como asignatura fundamental en sus programas educativos. 

El chef -y cualquier persona con dos dedos de frente, añadiría yo- considera que el aumento de la obesidad infantil en el mundo es alarmante: según la Organización Mundial de la Salud, 42 millones de menores de cinco años en el mundo padecen sobrepeso o son obesos. Si consideramos que las enfermedades relacionadas con la dieta son de las más mortales, no sorprende la predicción de que su generación será la primera en vivir menos de media que la de sus padres. En opinión de Oliver, la mejor forma de atajar este problema es enseñando a los niños a cocinar, a comer, a nutrirse y a tomar decisiones acertadas en su alimentación.

La campaña se puede secundar firmando y difundiendo una petición en Change.org destinada a los gobiernos del G20, que les insta a instaurar la educación alimentaria obligatoria. En estos momentos cuenta ya con más de 700.000 apoyos, pero pretende llegar al millón de firmas. El propio Oliver explica los motivos de la iniciativa a El Comidista, y se moja en asuntos tan espinosos relacionados con la nutrición infantil como los impuestos a los refrescos o las limitaciones a la venta de comida basura en los centros educativos.

La campaña The Food Revolution Day quiere que la educación alimentaria pase a formar parte del currículum escolar. ¿En qué aspectos debería centrarse? ¿Cuál sería tu programa ideal de esa nueva asignatura?

Hay ejemplos muy claros, como mi programa Kitchen Garden Project en el Reino Unido, o el Stephanie Alexander’s Kitchen Foundation Garden en Australia. Para mí es importante que los niños aprendan de dónde viene la comida, y eso implica todo el proceso: cultivo, cosecha, cocina y degustación. Tienen que entender cómo reacciona nuestro cuerpo ante determinados alimentos, que algunos son para el día a día, y otros deberían ser como un premio. También tienen que aprender a comprar de forma inteligente, que entiendan que incluso con poco dinero se puede comer bien.

Food Revolution Day_021
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¿La alimentación o la nutrición deberían ser tan importantes como las matemáticas o la literatura en el currículum escolar? ¿Por qué?

Por supuesto. Tenemos un problema global, hay millones de niños en todo el mundo con sobrepeso u obesidad, incluso antes de empezar el colegio. Y su salud empeora cuando van a la escuela. Eso implica enfermedades cardíacas y diabetes del tipo 2, que pueden derivar en amputaciones y muertes prematuras. Es básico entender cómo la comida afecta a nuestro cuerpo. Yo siempre digo que si no haces tus deberes de geografía, no morirás joven; pero si no sabes nada de nutrición, tienes muchos más boletos para que te pase. 

Has hecho programas en algunas escuelas, y supongo que habrás visto cosas horrorosas. ¿Recuerdas algún momento en concreto que te haya marcado, que hayas dicho ‘tengo que hacer algo’?

Recuerdo que la primera vez que me puse a cocinar en una escuela no era capaz de identificar algunos alimentos. Como chef, es importante saber con qué comida estás tratando, y recuerdo que a veces no sabía si los palitos rebozados eran de pescado, de carne o de otra cosa. Otro momento impactante fue ver a un bebé, en su carrito, bebiendo un biberón lleno de coca-cola, y luego la madre no entendía por qué le daban berrinches al niño.

 

Si centramos este problema de alimentación a través de las escuelas, ¿de alguna manera no estamos promoviendo que los padres se despreocupen de algo tan importante?

Uno de los mayores problemas, sobre todo en el Reino Unido, Estados Unidos y Australia, es que los padres no tienen los conocimientos básicos de comida, cocina y nutrición. Nunca se lo han enseñado, lo que significa que tenemos dos o tres generaciones que han crecido a base de comida rápida y basura procesada no tienen ni idea de cocinar desde cero. Estoy seguro que la mayoría de tus lectores sabrán preparar platos riquísimos de la gastronomía española, pero también habrá alguien que no sabrá ni por dónde empezar. Con una asignatura de alimentación, durante 190 días al año, los niños tendrán la oportunidad de comer y aprender a cocinar platos deliciosos en la cantina de sus colegios. 

La obesidad infantil está relacionada, sin duda, con una falta de educación, pero ¿qué otras medidas deberían adoptar los gobiernos para ponerle freno?

Creo que hay muchos aspectos importantes. No sé con exactitud cómo funciona en España, pero en el Reino Unido es muy frecuente encontrar tiendas de comida rápida al lado de los colegios, y necesitamos leyes para prevenirlo. También deberíamos revisar los anuncios y el marketing de los productos con alto contenido de azúcar, y estudiar una subida de impuestos en las bebidas gaseosas, ya que básicamente son calorías vacías, y muchos doctores y dentistas te dirán que pueden causar daños enormes.  

¿Te parece bien la prohibición de vender refrescos, snacks, dulces y comida basura en las escuelas? ¿Habría que advertir de sus efectos en la asignatura de alimentación?

 Sí, actualmente en el Reino Unido hay normas muy estrictas sobre qué se puede vender en los colegios y qué no. La asignatura de alimentación debería darles los conocimientos para que los niños sepan qué es un extra, y qué pueden comer cada día, como la fruta y la verdura. ¿Pero dos latas de refrescos? ¡No, gracias!

 

¿Estás a favor de gravar con impuestos especiales la comida insana, como ocurre con el tabaco o el alcohol?

En los refrescos, sí, pero en los dulces, seguramente no. Tenemos que admitirlo, a todos nos gusta un pastel de vez en cuando, o esos placeres culpables que nos hacen sonreír. Pero insisto, tienen que ser ocasionales. No soy muy partidario de prohibir nada de comida, prefiero que la gente tenga la información para tomar decisiones sensatas. Por ejemplo, si este fin de semana tienes una comilona, con unos postres caseros deliciosos, sabes que durante la semana tendrás que controlarte un poco. El problema es cuando la comida basura y los productos procesados forman parte del día a día.

¿Qué te parece la campaña ‘Let’s move’ de Michelle Obama para promover la alimentación sana entre los niños de EEUU? Al principio, la gran industria americana de la comida entró en pánico, luego se unieron a la iniciativa, y al final han logrado bajar sus expectativas. 

Soy muy fan del trabajo de Michelle Obama, y de todo lo que ha hecho durante los últimos cinco años en Estados Unidos, manteniendo activos a los más jóvenes y centrándose en la comida y la nutrición. Ha triunfado a la hora de concienciar, pero últimamente está en una situación política algo incómoda, y tiene que ir con cuidado con los grandes de alimentación. 

Supongo que tus hijos comen bastante sano. ¿Qué consejo darías a los padres que están desesperados porque los suyos no comen bien? 

El consejo que siempre doy es involucrar a los niños a la hora de cocinar. Lo sé, puede ser un poco caótico, pero es divertido, y cuando los niños sienten que han formado parte de la elaboración de un plato, lo acaban probando. 

Si quieres apoyar la petición de Jamie Oliver para que la comida sea una asignatura obligatoria en las escuelas, entra en Change.org.

Sobre la firma

Mikel López Iturriaga
Director de El Comidista, web gastronómica en la que publica artículos, recetas y vídeos desde 2010. Ha trabajado como periodista en EL PAÍS, Ya.com o ADN y colaborado en programas de radio como 'Hoy por hoy' (Cadena Ser), 'Las tardes de RNE' y 'Gente despierta'. En televisión presentó programas como El Comidista TV (laSexta) o Banana split (La 2).

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