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Serge Ibaka, un pívot de pasarela con sus 2,13 metros

El jugador congoleño de la NBA, recién fichado por los Clippers, compagina la cancha con el mundo de la moda, las redes sociales, las series documentales y la labor de ayuda a los niños africanos

El jugador de baloncesto Serge Ibaka, en la semana de la moda de París el pasado septiembre.
El jugador de baloncesto Serge Ibaka, en la semana de la moda de París el pasado septiembre.Arnold Jerocki (Getty)
Robert Álvarez

En el apogeo de su carrera en la NBA, Serge Ibaka despunta por la asombrosa facilidad con que se desenvuelve en el mundo de la moda, la cocina, las celebridades y las redes sociales. El pívot de 2,13 metros reserva una parte de su tiempo y recursos para su Fundación, destinada a la salud y la educación de los niños de la República del Congo, donde nació hace 31 años. “Cuantas más cosas hago fuera del baloncesto, más centrado estoy en el baloncesto”, afirma en la revista Vanity Fair. “Me ayuda a entender quién soy, y a entender por qué hago todas las cosas que hago”. La hiperactividad de Ibaka, que acaba de firmar por su nuevo equipo, los Ángeles Clippers, se ha redoblado durante la pandemia. Es un apasionado de las pasarelas y acaba de lanzar su primera colección con la empresa canadiense Nobis. Ha aparecido en público luciendo modelos de Thom Browne, Valentino, Chanel y diseñadores de ropa de calle como Heron Preston y LV x Virgil Abloh. Vanity Fair lo destacó en 2019, junto a las actrices Diane Keaton, Zoë Kravitz y Zendaya, entre las celebridades que son capaces de ir más allá de las tendencias y mantener su propio sello.

Su estilo rompedor causó sensación el 5 de febrero en el Scotiabank Arena de Toronto, el pabellón de los Raptors, el equipo con el que ganó el título en 2019 y jugó hasta septiembre. Ese día llegó ataviado con una abultada bufanda de dos metros de largo que se hizo confeccionar en Empire Customs, la tienda donde compra sus trajes. Ibaka la utilizó como amuleto ganador con el lema Big Scarf Energy (La energía de la gran bufanda) y regaló una a cada uno de sus compañeros de equipo y miembros del cuerpo técnico. “Es la bufanda más grande que he visto”, dijo el entrenador de los Raptors, Nick Nurse. “Me quedé dormido en el sofá y la usé como manta”.

Durante los últimos meses, Ibaka se ha revelado en las facetas de presentador y entrevistador. Además de su serie de moda Avec Classe, ha realizado dos series de vídeos. En una ejerce de descubridor de nuevos talentos, sea de músicos, actores, magos y poetas, titulada How bore are you? (¿Cómo de aburrido estás?). En las primeras semanas recibió más de 300 solicitudes de audición. Un total de 48 personas fueron seleccionadas para actuar en directo. El ganador, elegido por los aficionados y un panel de famosos, consiguió más de 50.000 dólares, aportados por Ibaka y el jugador de San Antonio Spurs DeMar DeRozan, destinados a la lucha contra la covid-19 en su ciudad.

La otra serie, How hungry Are You? (¿Cómo de hambriento estás?), es emitida a través de la plataforma Bleacher Report. Ibaka cocinó y entrevistó a celebridades como el rapero Action Bronson, la actriz Tiffany Haddish y a estrellas de la NBA como Kawhi Leonard, los hermanos Gasol y, hace un año, Kevin Durant. En un tono coloquial y amistoso logró que Durant expusiera aspectos poco conocidos de su vida personal e incluso sorprendió al confesar que sueña con retirarse jugando una temporada en el Barça. Ibaka también debate sobre quién entiende más sobre moda con su excompañero de equipo en los Raptors, el londinense OG Anunoby. “No me visto, hago arte”, le suelta Serge. Habla sobre peluquería con otro jugador, muestra los ejercicios físicos que realiza para mantenerse en forma, escenifica algunas de las tareas domésticas que realiza y hasta comparte recetas caseras como el compuesto de ajo y miel que toma a diario para ayudar a su sistema inmunológico.

El propio Ibaka responde a la pregunta sobre sus difíciles inicios en el documental Anything is posible (Todo es posible), estrenado en julio en Rakuten TV. Las cámaras le siguen en su regreso a Brazzaville con el trofeo de campeón de la NBA de 2019. Relata cómo quedó marcado por la muerte de su madre cuando él tenía siete años. Tuvo que ayudar a sus tíos y a su abuela Coco, una segunda madre para él. “Jugaba al baloncesto para olvidar que no tenía qué comer”, desvela. Antes, se estrenó una serie documental de seis episodios titulada Yo soy Ibaka, de la televisión francesa Trace. “Quiero usar mi historia para inspirar a los jóvenes a soñar”, dice. “Mi infancia y juventud no fueron fáciles, pero nunca dejé de pensar que era posible conseguir mis objetivos”.

Lleva el baloncesto en los genes. Sus padres, Amadou y Desiré, fueron jugadores internacionales. Pero la carrera de Serge, que tiene 17 hermanos, fue incierta y difícil en sus inicios. Se topó con muchas trabas administrativas en su intento de prosperar en Europa, huyendo de la guerra cuando tenía 17 años. Hasta que encontró cobijo y equipo en L’Hospitalet y, tras fichar en 2008 por el Manresa y ser elegido en el draft, despegó su carrera profesional. En 2011 obtuvo la nacionalidad española por carta de naturaleza. Ese mismo año ganó el Eurobasket con la selección española y, un año después, la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Londres. Pero las reglas de la Federación Internacional (FIBA) solo permiten un nacionalizado por selección y eso, junto a la competencia de Nikola Mirotic por el puesto, le ha impedido mantener una continuidad en la selección.

El pívot de los Clippers es padre de una niña, Ranie, de la que no supo de su existencia hasta 2013, cinco años después de su nacimiento. Su familia le escondió que, antes de abandonar el Congo, dejó embarazada a su novia, con quien sigue manteniendo una buena relación.

En 2017, a raíz de unas informaciones en las que se afirmaba que varios equipos consideraban era mayor de lo que decía ser, Ibaka respondió con un alegato sobre sus orígenes: “Estoy orgulloso de donde soy y de mi herencia. Me entristece que todavía hoy en día existan tantos prejuicios basados en tu origen y, como africanos, a veces necesitamos adoptar una posición. Yo nací en Brazzaville, la capital de la República del Congo. Una ciudad con más de un millón de habitantes. Una ciudad con hospitales, con un registro civil y con una administración. Nací en una cariñosa y entrañable unidad familiar. No nací en la selva”. Comprometido con sus orígenes, su Fundación acaba de donar 80 toneladas de alimentos para distribuir entre 8.000 familias de Brazzaville y 100.000 dólares para personas sin techo de Toronto.

Durante los últimos meses de reivindicaciones políticas y sociales y en que los jugadores de la NBA mostraron su apoyo al movimiento Black Lives Matter, Ibaka jugó los partidos en la burbuja de Disney World con la inscripción “Respect Us” (Respétanos) en la camiseta. “Lo que está sucediendo aquí está sucediendo en todas partes y siento que necesitamos respeto”, y pidió que su mensaje resonara entre los niños de África. “Quiero que sepan que merecen respeto”. Ibaka se vuelca en la labor de apoyo a los niños africanos, a quienes inculca que jamás deben dejar de intentar hacer realidad sus sueños.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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