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El asalto a la mezquita de Al Aqsa desemboca en la mayor escalada de violencia en la frontera de Israel y Líbano desde 2006

Las Fuerzas Aéreas del Estado judío bombardean posiciones de Hamás, que lanza decenas de proyectiles desde Líbano y Gaza. Netanyahu ordena movilizar a todos los reservistas de la policía de fronteras tras la muerte de tres personas en dos atentados

Agentes israelíes trabajan junto al lugar del ataque en Tel Aviv, el viernes.Foto: Reuters | Vídeo: EPV
Antonio Pita
Jerusalén -

Israel bombardeó el viernes en paralelo Líbano y Gaza tras un ataque con cohetes contra su territorio inédito desde 2006, del que responsabiliza al movimiento islamista Hamás, que controla la Franja. Durante la madrugada, las milicias palestinas habían lanzado desde Gaza 44 proyectiles contra territorio israelí. Hasta el viernes no se habían registrado víctimas mortales, pero tres personas perdieron la vida durante la jornada en dos atentados, en el norte del territorio ocupado de Cisjordania y en Tel Aviv. Tras el último, en el que murió un turista italiano, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ordenó la movilización de todos los reservistas de la policía de fronteras y de fuerzas adicionales del Ejército.

Explosiones en Jan Yunis, en la franja de Gaza, durante el ataque israelí del viernes.
Explosiones en Jan Yunis, en la franja de Gaza, durante el ataque israelí del viernes. YOUSEF MASOUD (AFP)

La situación ya era tensa en la zona desde hace meses, pero desembocó el viernes en una espiral abierta de violencia a raíz de que la policía israelí asaltase dos noches consecutivas un lugar tan simbólico para el mundo musulmán e importante para la identidad palestina como la mezquita de Al Aqsa, en Jerusalén.

Daños causados tras el ataque aéreo israelí en la ciudad de Gaza, el viernes.
Daños causados tras el ataque aéreo israelí en la ciudad de Gaza, el viernes. Fatima Shbair (AP)

Al mediodía del viernes, las Fuerzas Armadas anunciaron que dos mujeres en la veintena habían muerto y una de 48 años se encontraba en estado crítico en lo que se interpretó inicialmente como un accidente de tráfico entre un coche palestino y uno israelí cerca del asentamiento judío de Hamra, en el norte de Cisjordania, una de las zonas más calientes del conflicto. Tras hallar “numerosos disparos de bala en el vehículo israelí”, los soldados desplazados al lugar llegaron a la conclusión de que el coche perdió el control fruto de un ataque y cortaron las carreteras de la zona para buscar al autor. Se trata de dos hermanas y de su madre, residentes en la colonia de Efrat, al sur de Belén. A última hora del viernes, un italiano de 30 años murió y otros cinco turistas (en su mayoría británicos) resultaron heridos de distinta consideración en un ataque que mezcló disparos y atropellos en Tel Aviv. La víctima mortal es Alessandro Parini, según confirmó en Twitter el ministro de Exteriores italiano, Antonio Tajani. En un vídeo se puede ver a varios policías matar al atacante ―que ha sido identificado como un palestino con ciudadanía israelí que trabajaba en la ciudad― al lado de un coche volcado en las proximidades del paseo marítimo.

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El ministro de Defensa, Yoav Gallant, se reunió con los mandos de las fuerzas de seguridad para analizar la situación y ordenó incrementar el despliegue de fuerzas de seguridad en todas las carreteras y localidades. La artillería e infantería ya habían sido reforzadas en las fronteras con Líbano y Gaza. La presencia policial era visible en torno a la ciudad vieja de Jerusalén, que alberga lugares sagrados de las tres principales religiones monoteístas, en una jornada en la que coincidían el Ramadán musulmán, la semana de Pascua judía (Pesaj) y el Viernes Santo cristiano. El camino hacia el Muro de las Lamentaciones fue desviado desde uno de los principales accesos a la antigua ciudadela.

El viernes (el tercero de Ramadán), al amanecer, con los bombardeos y la tensión de las jornadas previas aún recientes, se produjeron algunos incidentes aislados en torno a la ciudad vieja. Más tarde, 15 palestinos fueron arrestados por ondear banderas palestinas y de Hamás, y por festejar las noticias sobre el atentado en Cisjordania. Israel retiró al mediodía la orden de permanecer cerca de los refugios que había dado a los residentes próximos a Gaza, los más afectados por los cohetes, dado su alcance. Esto, junto con la ausencia de muertes por bombardeos y proyectiles, parecía apuntar a una estabilización de la situación.

Netanyahu: “Un alto precio”

El jueves, a raíz de la andanada de cohetes desde Líbano, Netanyahu reunió a su gabinete de seguridad. De madrugada, al terminar la reunión, emitió una breve declaración: “La respuesta de Israel esta noche y en el futuro supondrá el cobro de un alto precio”. Dos horas después, comenzaron los bombardeos en Líbano.

Residentes de la región de Tiro, en el sur de Líbano, escucharon fuertes explosiones y el ruido de aviones israelíes que sobrevolaban la zona en torno a las cuatro de la madrugada del viernes (tres, en la España peninsular). Uno de los habitantes del campo de refugiados palestino de Rachidiye, cerca de Tiro, indicó a la agencia France Presse que al menos dos obuses cayeron cerca del campamento. La televisión de Hezbolá, Al Manar, habla de tres zonas bombardeadas. “Condenamos enérgicamente la patente agresión sionista contra Líbano”, indicó Hamás, que pidió a Naciones Unidas y la Liga Árabe que se reúnan de urgencia para condenarla.

Un niño libanés miraba el cráter producido por un bombardeo israelí, en Alqulaylah, en el sur de Líbano, el viernes.
Un niño libanés miraba el cráter producido por un bombardeo israelí, en Alqulaylah, en el sur de Líbano, el viernes.WAEL HAMZEH (EFE)

Israel no había recibido decenas de proyectiles provenientes de Líbano desde 2006, cuando mantuvo un mes de guerra con la milicia de Hezbolá en la que murieron más de 1.000 libaneses, en su mayoría civiles, y 165 israelíes, sobre todo soldados. Desde entonces se han producido algunos lanzamientos de proyectiles y bombardeos israelíes al otro lado de la frontera, pero de forma puntual y no de la envergadura de la actual escalada. La última vez que Israel confirmó haber atacado territorio libanés fue en abril de 2022. Ahora señala a Hamás por los 34 cohetes del jueves y por eso bombardea tanto objetivos de esa facción armada en el sur de Líbano como en la franja palestina que controla desde 2007.

El ejército israelí señaló en un comunicado que “no permitirá a la organización terrorista Hamás operar desde Líbano” y que “responsabiliza al Estado libanés de cualquier disparo procedente de su territorio”. La entrada en escena de la más numerosa y mejor armada milicia de Hezbolá, aliada de Irán (enemigo de Israel), daría al conflicto otra envergadura. Los analistas coinciden en que el ataque no pudo haberse producido sin su luz verde. De momento, su número dos, Naim Qassem, ha advertido a “los líderes sionistas” de que “todo el eje de la resistencia está atento” y su “arrogancia no les servirá para amenazar e intimidar, porque el equilibrio de la disuasión sigue presente”.

Diálogo

La fuerza de mantenimiento de la paz de la ONU desplegada en el sur de Líbano, FINUL, emitió un comunicado la madrugada del viernes en el que indicaba que sus tropas fueron avisadas de los bombardeos y los escucharon. Y que su jefe de misión, el español Aroldo Lázaro, estaba hablando con las autoridades de los dos países fronterizos. “Ambas partes han dicho que no quieren una guerra”, añadía la nota. El ejército libanés publicó además imágenes de lanzamisiles y proyectiles hallados en la zona desde la que fueron lanzados los cohetes y que está patrullando. Su Ministerio de Asuntos Exteriores responsabilizó a Israel de la escalada e instó a la comunidad internacional a frenarla.

En Gaza, la Fuerza Aérea israelí bombardeó 10 puntos con 50 toneladas de explosivos. Solo se informó de heridos y daños materiales. Lo mismo en Israel, donde la mayoría de los cohetes de la madrugada del viernes fueron interceptados por el escudo antimisiles Cúpula de Hierro, pero uno impactó en una casa en la localidad de Sderot, muy cercana a Gaza.

Una mujer inspeccionaba el viernes los daños sufridos en su casa, en la localidad israelí de Sderot, por un cohete lanzado desde Gaza.
Una mujer inspeccionaba el viernes los daños sufridos en su casa, en la localidad israelí de Sderot, por un cohete lanzado desde Gaza.Tsafrir Abayov (AP)

La coincidencia del Ramadán y la Pascua judía ha sido el caldo de cultivo de esta escalada. Una parte de los fieles que rezaban en Al Aqsa se atrincheraron porque circulaba el rumor de que un israelí ultranacionalista iba a sacrificar allí un animal. Así se marcaba el inicio de la Pascua en los dos templos judíos que se alzaron en ese lugar, conocido en hebreo como el Monte del Templo y punto más sagrado de esta religión. El Muro de las Lamentaciones es su único vestigio. En los últimos días, grupos judíos radicales habían hecho llamamientos a sacrificar cabras e incluso un hombre fue detenido. La policía israelí había dejado claro que no lo permitiría, pero los palestinos temían que la Explanada fuese profanada y pedían una presencia continuada en el recinto para evitarlo.

Los vídeos del asalto a Al Aqsa, tercer lugar más sagrado para el islam tras La Meca y Medina, prendieron la mecha en redes sociales. En ellos se ve a policías israelíes que disparan pelotas de goma, actúan con violencia hacia los fieles y detienen a decenas de personas en el interior de la mezquita. También a palestinos que les lanzan petardos y fuegos artificiales. Un mando militar israelí aseguró que la policía solo entró al templo después de negociar sin éxito la evacuación con los alrededor de 400 palestinos que allí se encontraban, así como que algunos tenían piedras y fuegos artificiales. Ya el año pasado, la policía israelí entró en la Explanada durante el Ramadán, en respuesta al lanzamiento de piedras y petardos hacia el Muro de las Lamentaciones, que está justo a sus pies.

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Sobre la firma

Antonio Pita
Corresponsal para Oriente Próximo, tras cubrir la información de los Balcanes en la sección de Internacional en Madrid. De vuelta a Jerusalén, donde ya trabajó durante siete años (2007-2013) para la Agencia Efe. Licenciado en Periodismo y Máster de Relaciones Internacionales y Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid.

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