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Roberto Velasco: “Los campamentos son una decisión de los migrantes para ejercer presión a EE UU”

A días de la visita de Kamala Harris a México, el responsable para América del Norte de la Cancillería mexicana sostiene en una entrevista con EL PAÍS que las relaciones bilaterales pasan por un “buen tramo”

Lorena Arroyo
Campamento de migrantes en Reynosa, Tamaulipas, el pasado 4 de mayo.
Campamento de migrantes en Reynosa, Tamaulipas, el pasado 4 de mayo.Mónica González

A sus 33 años, Roberto Velasco ha vivido en primera fila algunos de los momentos clave de las relaciones bilaterales entre México y Estados Unidos de los últimos años. En junio de 2019, como vocero de la Secretaría de Relaciones Exteriores, estuvo en el equipo de negociación que viajó a Washington de emergencia para tratar de contener la amenaza de Donald Trump de imponer aranceles a los productos mexicanos si el país no hacía más por frenar la migración de centroamericanos a través de su territorio. Dos años después, como responsable para América del Norte de la Cancillería y con un nuevo Gobierno en la Casa Blanca, está al frente de las gestiones entre los dos países en un momento de reacomodo de prioridades tras la llegada de Joe Biden al poder.

Pese a que ha habido muestras públicas de tensión en varios frentes en las relaciones bilaterales, Velasco defiende que pasan por un “buen tramo” y pone como prueba la próxima visita de la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris, que el martes se reunirá con el presidente Andrés Manuel López Obrador, o el acuerdo por el que EE UU enviará más de un millón de vacunas que se distribuirán en municipios del norte para tratar de acelerar la reapertura de la frontera a actividades no esenciales, algo que su equipo espera que suceda en julio. “Las medidas actuales tienen fecha de caducidad el 21 de junio y a nosotros nos gustaría que a partir de ahí pudiéramos flexibilizarlas y empezar poder reabrir la frontera”, ha dicho el funcionario mexicano. Eso, sin embargo, no implicaría el fin del Título 42, otra medida implementada por Washington al inicio de la pandemia, por la que las autoridades estadounidenses han devuelto en caliente a territorio mexicano a cientos de miles de migrantes y solicitantes de asilo desde marzo de 2020, la última cara visible de una crisis migratoria que parece interminable.

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Velasco respondió a las preguntas de EL PAÍS en una entrevista telefónica este viernes, cuatro días antes de la reunión en Palacio Nacional entre López Obrador y Harris. El encuentro, según explica, “se centrará en definir un modelo de cooperación para el desarrollo para el sur de México y Centroamérica para tratar de contener la crisis migratoria y cómo atender las causas de raíz de la migración”. La Cancillería mexicana espera también continuar hablando del combate a la crisis del coronavirus, de cooperación en materia laboral, seguridad y cambio climático, además de la recuperación económica de la pandemia. En este ámbito, aclara, ambos países esperan poder reactivar el diálogo económico de alto nivel, un espacio que se suspendió durante la administración del presidente Trump.

Roberto Velasco Álvarez, director general para América del Norte, habla en una conferencia mañanera delante de López Obrador en octubre de 2020.
Roberto Velasco Álvarez, director general para América del Norte, habla en una conferencia mañanera delante de López Obrador en octubre de 2020.Galo Cañas (cuartoscuro)

Pregunta. Trump amenazó con imponer aranceles a México y tenía un discurso muy duro contra los migrantes, pero acabó con una relación muy cordial con López Obrador. Con el Gobierno de Biden hemos visto algunas diferencias en estos primeros meses de la administración. ¿Cómo ha sido el cambio? ¿Se sentían más cómodos con Trump?

Respuesta. Yo creo que México es un país que tiene una diplomacia madura y sabemos que nuestra responsabilidad como Estado es entendernos con todos los espectros de la política estadounidense porque al final del día nosotros tenemos la responsabilidad de conducir las relaciones entre los dos países independientemente de los partidos o las orientaciones que ocupemos el Gobierno en turno en cada país. En ese sentido, con esfuerzo y con gran prudencia, fuimos construyendo una buena relación con el Gobierno del presidente Trump. Pasamos ese momento muy difícil del tema de los aranceles, por ejemplo, y nuestra fórmula fue resolverlo mediante el diálogo, mediante la negociación. De esa manera, pudimos ir construyendo una relación constructiva con la administración del presidente Trump. Con la administración del presidente Biden no ha sido diferente. Muy rápidamente, el presidente López Obrador y el presidente Biden iniciaron contacto. En cuanto asumió el Gobierno del presidente Biden, tuvieron un encuentro virtual que fue el segundo con un mandatario extranjero.

La realidad es que la relación ha iniciado bien, de manera muy constructiva, de manera respetuosa. No deja de ser una relación que siempre va a estar llena de retos por el simple hecho de que compartimos una frontera cuya longitud es más o menos similar a la distancia que hay entre Madrid y Moscú. Obviamente, cuando hay un espacio geográfico compartido de semejantes dimensiones siempre va a haber retos, siempre va a haber fricciones y pues la responsabilidad de los diplomáticos de ambos países es tratar de que las fricciones se puedan resolver de manera política. Y eso es lo que hemos hecho. El diálogo en ese sentido con esta y con la otra administración se ha mantenido siempre en términos positivos. Y las cosas marchan muy bien. Y qué mejor muestra de ello que la visita de la vicepresidenta y este anuncio que hicimos ayer sobre nuevas vacunas.

P. Sin embargo, hay temas en los que se han presentado fricciones como el de la financiación por parte de EEUU de ciertas ONGs como Mexicanos Contra la Corrupción. Biden emitió el jueves un memorando en el que situaba la lucha contra la corrupción como prioridad en su agenda internacional y eso se interpretó en México como que la agencia de cooperación USAID va a mantener esa ayuda. ¿Han recibido alguna respuesta oficial al respecto?

R. No hemos recibido respuesta a la nota diplomática. Yo te diría que esto que vimos ayer no lo interpretamos como una respuesta a nosotros. Primero, porque nosotros nunca hemos planteado definir la política de cooperación internacional del Gobierno de los Estados Unidos. Naturalmente eso es algo que ellos tienen que definir y tendrán que establecer también en función de sus relaciones con cada país. Nosotros lo que planteamos, que es público, es sobre una organización en específico y estamos a la espera de la respuesta.

P. ¿Se erosionaría la relación bilateral si deciden mantener esa financiación? ¿Cuál es la importancia de este asunto para México?

R. Yo no quisiera adelantarme a la respuesta. Veamos cómo responden. Y después de eso podremos comentar la reacción. Por ahora, yo diría que han sido respetuosos y receptivos con en el Gobierno de México y nosotros consideramos que la relación en este momento está pasando por un buen tramo.

P. ¿Qué efectos tendrá la reapertura de la frontera a actividades no esenciales que pide México? ¿Implicaría el fin del Título 42 por el que EE UU ha devuelto en caliente a cientos de miles de migrantes solicitantes de asilo que a veces acaban en campamentos en ciudades fronterizas expuestos a peligros? ¿Y qué está haciendo el Gobierno de México para protegerles?

R. A lo que nosotros nos referimos es a las restricciones a viajes no esenciales. Hoy en día, una persona que no tenga un motivo para cruzar a Estados Unidos considerado como esencial, a pesar de que tenga una visa válida de entrada, no puede ingresar. Entonces la implicación de flexibilizar o terminar estas restricciones sería que todas las personas que tengan una visa válida estadounidense puedan volver a ingresar con normalidad mediante la frontera terrestre.

Respecto del Título 42, hemos estado haciendo varias cosas. La primera de ellas —que no es lo mismo, pero está relacionada— es que desde el inicio de la administración del presidente Biden, desde la transición, se nos planteó que les interesaba terminar con este programa conocido como Protocolos de Protección de Migrantes (MPP). Y empezamos a trabajar de manera muy estrecha para poner fin a este programa y que se pudieran procesar los casos de las personas que fueron expulsadas y que estaban esperando en México la resolución o que llegara la fecha de su audiencia migratoria. A día de hoy, cerca de 12000 personas han ingresado al territorio de Estados Unidos.

Te diría que el Gobierno de México sí sigue haciendo muchos esfuerzos por atender a la población migrante, ya sea la que fue expulsada por el Título 42, que no ha cruzado a los EE UU o que fue rechazada por otras razones. Construimos y pusimos en operación dos centros integradores de migrantes que atienden a esta población. La formación de campamentos fundamentalmente responde a una decisión de los migrantes de permanecer en este tipo de asentamientos porque consideran que de esta manera están también haciendo una presión política sobre el Gobierno de Estados Unidos. Nosotros hemos hecho muchos esfuerzos por convencer a los migrantes de que hay peligros inherentes a estar en espacio de este tipo y que, a pesar de nuestros esfuerzos por tener la seguridad y por proveerlos de servicios básicos, estarían mejor en uno de los albergues que tiene la sociedad civil o en uno de los centros integradores de migrantes. No hemos tenido éxito en todos los casos, aunque mucha gente sí ha decidido abandonar los campamentos y trasladarse a otro tipo de espacio.

Vista aérea del campamento de refugiados montado de forma improvisada a las orillas Del Río Bravo en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas el día 25 de febrero de 2021.
Vista aérea del campamento de refugiados montado de forma improvisada a las orillas Del Río Bravo en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas el día 25 de febrero de 2021.Hector Guerrero

P. ¿Les ha impuesto EE UU en algún momento cuotas para frenar la migración?

R. No, nunca nos ha planteado tal cosa como cuotas. Por supuesto que hemos tenido conversaciones sobre el Título 42, sobre todo porque nosotros hemos insistido mucho en que si los migrantes son expulsados, ocurra de la manera que sea más segura posible para las propias personas. Otro elemento que hemos hablado mucho los dos Gobiernos es cómo podemos atacar juntos las redes de tráfico y de trata de personas y sobre todo a menores de edad, que es una gran preocupación de nuestros Gobiernos.

P. ¿Y hay una medida concreta en ese sentido?

R. Fundamentalmente lo que hemos hablado es de aumentar la inteligencia y tener un grupo de trabajo binacional que pueda estar trabajando en detectar esas redes y, por supuesto, llevarlas ante las autoridades.

P. Los Gobiernos de México y EE UU han demostrado públicamente tener distintos enfoques sobre cómo frenar la migración de centroamericanos: EE UU aboga por supeditar la ayuda a la región a la lucha contra la corrupción, mientras que México apuesta por desembolsos directos. ¿Ha habido un acercamiento al respecto? ¿Cómo están las negociaciones en este ámbito?

R. Justo lo que esperamos es ya tener algunos acuerdos concretos. Lo que México ha propuesto es que haya un programa emergente de ayuda humanitaria y que haya también programas de transferencia directa de dinero a las personas. Estados Unidos tiene una visión también al respecto. Pero yo estoy seguro que vamos a llegar a un punto de entendimiento. Ha habido mucha apertura del Gobierno de Estados Unidos con esta propuesta y el martes empezaremos a reflejar algunas pinceladas de lo que se hará.

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Sobre la firma

Lorena Arroyo
Editora y jefa de la edición América de EL PAÍS. Cubre Centroamérica, el Caribe e inmigración. Antes trabajó en Univision Noticias en Washington y Miami, en BBC Mundo y en la agencia EFE en Brasil, Bolivia y Madrid. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Periodismo de Investigación, Datos y Visualización.

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