400 periodistas se reunieron en la ciudad de México en junio para lanzar la campaña #AgendaDePeriodistas

400 periodistas se reunieron en la ciudad de México en junio para lanzar la campaña #AgendaDePeriodistas

14 Junio

A partir de hoy y durante 3 días alrededor de 600 periodistas de todo el país acompañados de integrantes de organizaciones de protección a periodistas, académicos y ciudadanos interesados en fortalecer la prensa de este país, estaremos reunidos discutiendo qué problemas enfrentamos como gremio, qué futuro queremos y cómo podemos lograrlo. Hay muchas expectativas, también incertidumbre y miedos, pero sobre todo esperanza. La mayoría de las y los colegas con las que he hablado deseamos que las discusiones entre nosotros -facilitadas por la organización Ciudadano Inteligente de Chile- nos ayuden a unirnos dejando a un lado egos y diferencias, a plantearnos una agenda común, a renovar nuestra energía, y que atraigan a nuevos liderazgos y abran la puerta a que más periodistas y ciudadanos se sumen a la causa de la libertad de expresión. Todo está por construirse. El éxito o el fracaso de los diálogos, en buena parte, dependerá de lo que construyamos estos días. Más de 60 medios, organizaciones, dependencias, organismos internacionales y centros académicos dieron su aval a este experimento del que deseamos salir fortalecidos. Cada día, a partir de las seis de la tarde, las puertas del Palacio Postal de la Ciudad de México se abrirán para que entren colegas periodistas a cubrir las conclusiones de las dos mesas de trabajo simultáneas que se realizarán cada día con temas como Impunidad, Riesgos, Fortalecimiento de Organizaciones, Publicidad oficial y transparencia, Mecanismos de protección, Relación con la Ciudadanía. El jueves 15 a las 7 de la tarde caminaremos al Hemiciclo de Juárez para pedir justicia por el asesinato de Javier Valdez Cárdenas (motor de este encuentro) y de todos los y las periodistas mexicanos asesinados y desaparecidos. Deséenos suerte. #AgendadePeriodistas

15 Junio

Hoy es el segundo día de la #AgendadePeriodistas, el diálogo al que se inscribieron casi 600 periodistas del país (también algunos académicos, funcionarios, defensores y ciudadanos) para decidir cómo enfrentamos la crisis que vive el periodismo. Hoy terminaremos las mesas con una concentración a las 7 de la tarde en Bellas Artes, para caminar a la FEADLE, la fiscalía inservible dedicada a los delitos de libertad de expresión, donde compañer@s de Chihuahua, Guerrero, Veracruz, Sonora, Oaxaca y Sinaloa hablarán de la situación que enfrentan y donde honraremos a Javier Valdez Cárdenas al mes de su asesinato y a los demás periodistas asesinados y desaparecidos. Ayer en las mesas de trabajo se revisó el tema de la impunidad y de cómo hacer más seguro el oficio. El diálogo fue fascinante. Por primera vez nos sentamos a discutir sin rollo, sin protagonismos, con método y metas, las condiciones que propician la situación que enfrentamos. La conclusión unánime fue: necesitamos organizarnos mejor, organizarnos en redes, en colectivos de trabajo interconectados. Cada mesa estuvo compuesta por gente con muy diversos expertises. En la mía, por ejemplo, coincidimos un experto en el sistema interamericano, dos periodistas que trabajan en organismos internacionales, corresponsales extranjeros, una académica experta en impunidad y feminicidio, un funcionario de la CDHDF, la representante de Reporteros Sin Fronteras, una reportera de Zacatecas, otra de Veracruz, otro de Sinaloa, y varios del DF. En la mesa de trabajo de la otra sección del Palacio Postal estaban revisando por qué las respuestas a las emergencias son tan deficientes y tardías, y había periodistas víctimas de esas deficiencias. Fue riquísimo escuchar los puntos de vista de todos y construir un piso común. Así todas las mesas. Eso da esperanza. Para hoy está programada una de las mesas más solicitadas: solidaridad gremial y derechos laborales.
Es en el Palacio Postal.

16 Junio

El segundo día de los diálogos de la Agenda de Periodistas lo terminamos clausurando la Fiscalía Especializada para los Delitos contra la Libertad de Expresión (la inútil Feadle) a la que colocamos sellos y empapelamos con las fotos de nuestros colegas muertos y desaparecidos, cuyo pase de lista -por ser tantos- nos tomó media hora. Después escuchamos a compas de los estados: abrió con palabras de lumbre Francisco Sarabia, el corresponsal de Ríodoce, el semanario fundado por Javier Valdez Cárdenas, después tomaron la palabra periodistas llegados desde Guerrero, Oaxaca, Chihuahua, Sinaloa, Sonora, Veracruz y Nuevo León que se han descubierto cercados por la muerte. Muchas historias se quedaron sin contar, muchos periodistas agraviados cedieron su turno a otros porque oscurecía; los de Tamaulipas no tomaron el micrófono: eso se paga con la vida. “Se viene lo peor”, aseguró el colega de Culiacán, Francisco Cuamea Lizárraga, y a todos nos recorrió un escalofrío por el espinazo. Cargamos una enorme y descolorida bandera mexicana: negra, del color del panorama que nuestro aís ofrece. Una reportera se puso cinta en la boca para encarnar la censura que vive; otros se tiraron en el piso mientras sus colegas dibujaban con gis la silueta de su muerte lenta. “Extra, extra, nos están matando”, se escuchó desde el altavoz. Elena Poniatowska, La Poni, quien anunció que estaba ahí como nuestra hermana mayor, una hermana de 87 años que no deja de acompañar a su gremio, alzaba la foto de Regina Martínez, “mi Regina” como le dice cuando ve su rostro en las marchas. Enseguida de ella Blanche Petrich sostenía a Miroslava. Los colegas de Sonora, como siempre, hicieron presente a Alfredo Jiménez Mota a quien buscan desde 2005. Las y los colegas que desde el micrófono hablaban y vomitaban la rabia e impotencia que provoca la impunidad terminaban con el alma hecha nudo, o vueltos lágrimas, buscando abrazos: tras sus discursos revivían los duelos nunca procesados por los compañeros que reporteaban a su lado, pero lo pagaron con sus vidas, la pregunta del por qué les tocó a ellos y quién sabe por qué los demás estamos vivos, la certeza de que la ausencia de justicia los hará vagar por siempre como un asunto pendiente. “Ya van a cumplirse 10 años y seguimos pidiendo justicia”, maldecía Gabriela Minjares, reportera de Ciudad Juárez refiriéndose al crimen de su amigo y colega Armando Rodríguez “El Choco”. Hubo veladoras como si estuviéramos asistiendo al velorio de nuestra profesión. En la cantina donde terminamos –como ocurre después de toda buena protesta– se respiraba esperanza por estar todos reunidos, por la posibilidad que tuvieron unos de hablar, otros de escuchar. Preguntando “¿cómo estás?”, a los colegas que viajaron a la Ciudad de México y escaparon unos días de su realidad, seguido por un ¿cómo sigues del susto que pasaste, o cómo has lidiado con tu amenaza, o has pensado salir? Las charlas entre algunos colegas comienzan con un “cuando nos mataron a….”, que cada quien completaba con el nombre de su muerto y las dificultades de cargarlo. Sonará extraño, pero también reímos, y mucho. Los de “provincia”, como les decimos, se decían sorprendidos por el expertisse que hemos desarrollado los chilangos en términos de protestas, por la facilidad con la que embarrábamos de engrudo las puertas de la fiscalía, con la habilidad con la que aparecíamos instrumentos para materializar la protesta, y nosotros les hablábamos de la desorganizada organización que siempre termina saliéndonos bien porque, sin mucha logística, cada quien saca de su casa algo que marcará el rumbo de la protesta en turno: esta vez ella trajo las listas con los nombres de nuestras víctimas, aquél consiguió prestados el sonido y el camión, quién sabe quién llegó con la bandera, ellos dibujaron los sellos de clausura, la otra encontró a su paso por la ferretería la cinta amarilla que indica PELIGRO y consiguió gises, ella siempre guarda las fotos de nuestros colegas que saca a pasear en cada manifestación, él siempre nos presta su voz para los gritos… Siempre nos reímos de nuestra inexperiencia para esto de la militancia. Eso que nos enorgullece también nos amarga porque sabemos que a mayor militancia menos periodismo, y nos gustaría dedicarnos más a investigar -que es lo que deberíamos de hacer los periodistas- y menos a protestar, pero la emergencia que enfrentamos nos rompe las reglas del oficio y, como decía Javier,”el buen periodismo, valiente, digno, responsable, honesto, no tiene una sociedad alrededor; está solo”, ha sido abandonado. Justo de eso hablábamos en la mesa de trabajo que elegí estar en la mañana. Anoche antes de despedirnos coincidimos en que los diálogos nos han hecho bien porque son una invitación a imaginar el futuro que queremos, a diseñarlo con todo detalle, a ponerle color, a concretarlo especificando las acciones que tendremos por delante. Recuperar la imaginación no es fácil en este país que reporteamos y que Javier llamó un infierno, pero estos diálogos, y las consignas a coro, y los abrazos, y el esbozo del futuro deseado (en el que nos pensamos organizados) han sido como un elevar anclas y soltar las velas para que el sueño comience a navegar.

Con el grito-consigna de “No al silencio”, concluimos los tres intensos días de diálogos, de imaginar lo posible, de diseñar otro futuro distinto al de poner veladoras por colegas muertos o desaparecidos, o al de censurarnos para salvar el pellejo. Como dijo alguien ahí: “en los tres días de #AgendadePeriodistas (en la que participaron casi 400 periodistas de 22 estados del país) pudimos acordar temas comunes que hemos discutido y rumiado por décadas”. El primer punto es que no podremos hacer nada si no nos unimos como gremio. ¿Cómo será esa estructura? Ese es un tema en el que tendremos que ponernos de acuerdo porque, sin duda, es el que más polarizaba. Gracias a Ciudadano Inteligente por habernos facilitado ese encuentro con una metodología impecable que derivaba en acuerdos y lineas de acción; gracias a Horizontal por haber puesto la idea, armado la convocatoria y haberse echado encima todo el trabajo de coordinación; gracias a los medios, organizaciones e instituciones que se animaron a ciegas a ser co-convocantes aunque no teníamos ninguna certeza de qué iba a salir de este encuentro. Gracias a todas y todos los participantes. A pesar del calor, de los problemas con el sonido, de las agotadoras jornadas de 9 a 7 de la tarde, estos fueron días luminosos, solidarios y esperanzadores. Fue emocionante conocernos, escucharnos, debatir, construir juntos a pesar de tener trayectorias, edades y experiencias tan distintas. Al final varixs colegas de los estados decían sentirse arropados, recargados de energía y esperanzados en el futuro, y con esa mágica sensación viajaron de vuelta a su chamba diaria.

En esta foto aparecemos poquitos, pero fuimos muchas y muchos más. Lo que sigue es sistematizar las conclusiones que arrojó cada una de las mesas hasta definir una agenda a la que debemos privilegiar antes de crear alguna estructura jurídica; agenda que nos marque los pasos que siguen dar. Todo lo que sigue está por construirse. #NoalSilencio

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