Canela fina
Opinión

España: amenaza yihadista

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La sombra del 11-M es alargada. Parece obligado que nuestros servicios de inteligencia y nuestras Fuerzas de Seguridad mantengan la tensión

AFP

El Corán, al-Qur'ân, la lectura, es un monumento universal a la espiritualidad. Su doctrina predica la paz y la concordia, adensadas al reflexionar sobre las azoras, en la traducción que manejo de Vernet. No son necesarios los alfaquíes que se esfuerzan por suavizar la doctrina coránica y adaptarla a los tiempos que corren. Salman Rushdie, en su libro Versos satánicos, soslayaba el fondo real de las enseñanzas coránicas, aunque, por supuesto, su condena a muerte fue una atrocidad.

En todas las grandes religiones, y el Cristianismo no ha sido excepción, se han desarrollado minorías fanatizadas y violentas. En los últimos años, el terrorismo yihadista ha sido un hecho cien veces comprobado. Desde Inglaterra a la India, desde Francia a Afganistán, los atentados ensangrentaron aquellas sociedades. En Madrid y en Barcelona también se escucharon los alaridos del terrorismo yihadista.

Un sector relevante del mundo islámico creó en Oriente Medio, durante los últimos años, un califato con ambición universal. A un italiano que contempla el acueducto de Segovia no se le despiertan sentimientos de reivindicación de tiempos pasados. Cuando un español se asombra ante la catedral de México, no se despiertan en él ambiciones imperiales. La Alhambra granadina, la Mezquita de Córdoba o la Giralda sevillana sí provocan en no pocos islamistas el deseo de recuperación. El nuevo califato resultó derrotado por las armas en Siria e Irak. Pero eso no significa que el terrorismo yihadista esté también vencido. Sus células continúan activas aunque carezcan de la protección del Isis, del aliento del Daesh.

Desconocemos el alcance de la actividad yihadista en Europa porque los servicios de inteligencia para no alarmar a la ciudadanía mantienen en secreto los intentos de atentado. Está claro que España continúa siendo un objetivo preferente. El CNI lo sabe. Las células terroristas del yihadismo no están dormidas sino activas y amenazadoras. Si la insensatez de Pedro Sánchez y otros políticos albriciaran nuevas elecciones, la vulnerabilidad española se multiplicará. La sombra del 11-M es alargada. Parece obligado que nuestros servicios de inteligencia y nuestras Fuerzas de Seguridad mantengan la tensión y la vigilancia. La verdadera política, en fin, consiste en prever, no en curar.

Luis María Anson, de la Real Academia Española.

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