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Editorial

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Carlos Ortiz y Abraham Ancer.

Abraham y Carlos: el efecto rival

Fernando de Buen

Hay una historia entre los dos mexicanos que participan actualmente en el PGA Tour, que me tiene sencillamente fascinado. Se trata, por supuesto, de Abraham Ancer y Carlos Ortiz. Me queda claro que, aunque existe una probada amistad entre ellos, hay dentro de cada uno una rivalidad que ha servido en forma muy importante como motivador para mejorar el desempeño de ambos golfistas.

«La competencia es la base que nos ha llevado como especies a sobrevivir, lleva a la evolución biológica y psicológica», menciona el psicólogo clínico Craig Dike.
A través de nuestra vida, todos hemos disfrutado y sufrido de la competencia en la búsqueda del éxito. Proponernos vencer a los demás o a nosotros mismos en cualquier actividad que denote un esfuerzo especial, es mucho más motivador que solo hacerlo sin perseguir una meta.

El efecto rival
No obstante lo anterior, de acuerdo con la doctora y profesora de psicología Jillene Grover Seiver, la competencia no es suficiente para llevar al máximo el desempeño de los exponentes; para ello, hace falta la presencia de un rival. En 2016, Seiver condujo un estudio con arqueros profesionales, donde pudo demostrar que la presencia de rivales provocó una sensible mejora en la actuación de los sujetos de estudio, sobre todo, tratándose de deportistas con nivel similar.

Ante la historia de Abraham y Carlos en el PGA Tour, me parece más que factible que el efecto rival está funcionando en ambos y ayudándolos a ser mejores jugadores.

Carlos debutó en el máximo circuito en 2015, jugando en 30 eventos, logrando un top-10, nueve top-25 y falló el corte en 10. Terminó en lugar 93, accediendo a los playoffs de la Copa Fedex, llegando a jugar en dos de los cuatro torneos.

Al año siguiente, marcando un parteaguas en la historia del golf mexicano, al tapatío se le unió Abraham, siendo la primera temporada con la presencia de dos mexicanos en el Tour. Ambos fracasaron rotundamente; Carlos con 29 torneos, apenas un top-25 y fallando el corte en 19 ocasiones. Terminó en el lugar 172 y quedó fuera de la Gira. Fue el mismo caso del de Reynosa, quien jugó 19 torneos, tuvo también un top-25 y falló el corte en 13 ocasiones. Su lugar al terminar la temporada fue el 190.

En 2017, ambos jugaron un solo torneo —el OHL Classic at Mayakoba—, al que accedieron por invitación. Con idéntico resultado, 5 bajo par, compartieron el lugar 55.

La temporada 2017-2018, marcó el regreso de Abraham al circuito, donde seguramente la motivación por mantenerse en la organización como jugador activo, y convertirse en el mejor golfista mexicano, fueron clave para un año excepcional en su carrera. Jugó 30 torneos, logró cinco top-10, nueve top-25 y pasó el corte en 20. Terminó en el lugar 60, accediendo a la FedexCup con participación en tres de sus cuatro eventos.

En la 2017-2018, con Ortiz intentando regresar al circuito, Abraham se consolidó en el mismo, repitiendo los cinco top-10 de la temporada anterior, lo que le permitió acceder a los 100 mejores golfistas del planeta por primera ocasión. Terminó en lugar 60 en la FedexCup.

Seguramente, el éxito de Ancer fue el acicate que necesitaba Ortiz para redoblar esfuerzos y comprometerse con el éxito, primero para regresar al Tour, y segundo, para asegurar su permanencia en el mismo. Tuvo éxito en el Korn Ferry Tour —antes Buy.com Tour— y recuperó su tarjeta para 2018-2019.

Ese calendario fue sumamente positivo para ambos jugadores, quienes garantizaron su permanencia para el siguiente año, terminando Abraham en el lugar 21, con más de 2.6 millones de dólares, y Carlos en el 113, con ingresos superiores al millón de billetes verdes.

Con la inercia del éxito, y al haberse visto superado por su paisano, Carlos ha decidido recuperar el sitio que fue suyo por varios años y, en esta naciente temporada, lleva ya cinco participaciones, fallando el corte en solo una de ellas y acumula dos top-10, con ingresos superiores a los 640 mil dólares. Ancer, en su condición de miembro de la elite del golf mundial, solo ha participado en dos campeonatos, fallando el corte en ambos.

Con las destacadas actuaciones de Ortiz en este inicio de la temporada, y el comprobado potencial de Ancer, este calendario se antoja extremadamente interesante para quienes gozamos del éxito de los golfistas mexicanos ante los mejores del mundo.

Sin duda, el 2020 será también un buen año para Gaby López y María Fassi, cuya amistad no hará declinar el deseo de ambas por ser la mejor golfista mexicana del momento. Hoy es Gaby quien lleva la batuta por su experiencia, pero María, tras una arrolladora carrera amateur, llega con una gran energía para pelear por esa gloriosa posición.

fdebuen@par7.mx