Elmer Martinez/AFP
A sanitary inspector holds a beaked bug (Triatoma Dimidiata) in El Carpintero, Honduras on May 17, 2005. According to official statistics from the Secretary of Health, through the National Chagas Program, 300 thousand people including children and adults are infected with "Chagas disease" transmitted by this species, registering the highest infection rate in western rural areas.
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Enfermedad de Chagas (tripanosomiasis americana)

4 de abril de 2024

Datos y cifras 

  • Se calcula que en el mundo hay entre seis y siete millones de personas, la mayoría de ellas en América Latina, que están infectadas por Trypanosoma cruzi, el parásito causante de la enfermedad de Chagas.
  • La enfermedad se puede transmitir a través de triatominos (vía vectorial), así como por vía oral (por los alimentos), durante el embarazo o parto (transmisión congénita), a través de la sangre o de productos sanguíneos, por trasplante de órganos y por accidentes de laboratorio.
  • La enfermedad de Chagas es curable si el tratamiento antiparasitario se inicia precozmente, en la fase aguda. En infecciones crónicas, el tratamiento y el seguimiento pueden prevenir o frenar la progresión de la enfermedad y evitar la transmisión, por ejemplo, durante el embarazo y el parto.
  • Hasta un tercio de las personas con infección crónica desarrollan alteraciones cardiacas, y una de cada diez, alteraciones digestivas, neurológicas o combinadas que pueden requerir un tratamiento específico.
  • Las estrategias clave para prevenir la enfermedad de Chagas incluyen el control de vectores (en América Latina); el tamizaje de la sangre antes de transfusiones y trasplantes; la realización de pruebas y el tratamiento de las niñas, las mujeres en edad reproductiva, y los recién nacidos y otros hijos de madres infectadas; e información, educación y comunicación para las comunidades y los profesionales de la salud.

Generalidades 

La enfermedad de Chagas es una enfermedad infecciosa causada por un parásito protozoario (Trypanosoma cruzi). Sin embargo, esta afección es el resultado de un problema de salud complejo típico de las enfermedades tropicales desatendidas y de las enfermedades socialmente determinadas. Un diagnóstico erróneo o tardío con un tratamiento y seguimiento inexistentes o incompletos puede hacer que esta infección sea potencialmente letal. 

Se estima que entre 6 y 7 millones de personas en todo el mundo están infectadas por T. cruzi, lo que provoca aproximadamente 12 000 muertes cada año. A pesar de ser una afección de creciente presencia mundial, la enfermedad de Chagas se da principalmente en áreas endémicas de 21 países continentales de América Latina (1), donde la transmisión está relacionada en gran medida con la presencia del vector. Actualmente se considera que hay unos 75 millones de personas en riesgo de infección. 

La enfermedad de Chagas lleva el nombre de Carlos Chagas, un médico e investigador brasileño que el 14 de abril de 1909 diagnosticó la enfermedad en una persona por primera vez. Hoy, 14 de abril, se celebra el Día Mundial de la Enfermedad de Chagas. 

Distribución 

Hubo un tiempo en que la enfermedad de Chagas se limitaba por completo a las zonas rurales continentales de las Américas. Debido al aumento de la movilidad de la población, la mayoría de las personas infectadas viven ahora en entornos urbanos, y la infección se ha detectado en 44 países (entre ellos el Canadá, los Estados Unidos de América y muchos países europeos y algunos del Pacífico Occidental, África y el Mediterráneo Oriental). 

Transmisión 

En América Latina, el parásito T. cruzi se transmite principalmente por contacto con las heces o la orina infectadas de triatominos que se alimentan de sangre. Por lo general, estos insectos viven en las grietas de paredes y tejados de casas y estructuras circundantes, como gallineros, corrales y almacenes, en zonas rurales y suburbanas. Normalmente permanecen ocultos durante el día y entran en actividad por la noche para alimentarse de la sangre de animales y seres humanos. En general, pican en zonas expuestas de la piel, como la cara, y defecan u orinan cerca de la picadura. Los parásitos penetran en el organismo cuando la persona que ha sufrido la picadura se frota instintivamente, haciendo que las heces o la orina entren en contacto con la picadura, los ojos, la boca o alguna lesión cutánea abierta. T. cruzi también puede infectar a los animales; las zarigüeyas comunes se consideran uno de los reservorios silvestres de la infección más importantes. 

El parásito T. cruzi también puede transmitirse: 

  • por consumo de alimentos contaminados por el parásito a través del contacto, por ejemplo, con heces u orina de triatominos o zarigüeyas comunes infectados; este tipo de transmisión suele causar brotes;
  • durante el embarazo o el parto;
  • a través de transfusiones de sangre o de productos sanguíneos;
  • a través de trasplantes de algunos órganos (como el corazón o el riñón); y
  • por accidentes de laboratorio. 

Signos y síntomas 

La enfermedad de Chagas tiene dos fases. La fase aguda inicial dura unos dos meses tras la infección. Aunque un gran número de parásitos pueden circular en la sangre, en la mayoría de los casos no aparecen síntomas o estos son leves e inespecíficos (fiebre, dolor de cabeza, ganglios linfáticos agrandados, palidez, dolor muscular, dificultad para respirar, hinchazón y dolor abdominal o torácico). Con mucha menor frecuencia, las personas picadas por un triatomino presentan los signos iniciales visibles característicos, que pueden ser una lesión cutánea o una hinchazón amoratada de un párpado. 

Durante la fase crónica, los parásitos permanecen ocultos principalmente en los músculos cardiaco y digestivo. Entre uno y tres decenios después de la infección, hasta un tercio de los pacientes sufren trastornos cardiacos y uno de cada diez presenta alteraciones digestivas (típicamente, aumento del tamaño del esófago o del colon), neurológicas o mixtas. Con el paso de los años, la infección puede causar muerte súbita por arritmias cardíacas o insuficiencia cardiaca progresiva como consecuencia de la destrucción del sistema nervioso y del músculo cardiaco. 

Tratamiento 

La enfermedad de Chagas puede tratarse con benznidazol o con nifurtimox. Ambos medicamentos matan el parásito y son plenamente eficaces para curar la enfermedad si se administran al comienzo de la fase aguda, comprendidos los casos de transmisión congénita. Sin embargo, su eficacia disminuye cuanto más tiempo lleve una persona infectada; además, las reacciones adversas son más frecuentes en la edad avanzada. El tratamiento también está indicado en el caso de los pacientes con reactivación de la infección (por ejemplo, por inmunodepresión) y al principio de la fase crónica, en particular para las niñas y mujeres en edad fértil (antes o después del embarazo) con el fin de evitar la transmisión congénita. 

Se debe ofrecer tratamiento a los adultos infectados, especialmente a los que no presentan síntomas, dado que el tratamiento antiparasitario también puede evitar o frenar la progresión de la enfermedad. En otros casos, los posibles beneficios del tratamiento a la hora de prevenir o retrasar el avance de la enfermedad de Chagas deben sopesarse frente a la duración del tratamiento (hasta dos meses) y las posibles reacciones adversas (que se presentan en hasta un 40% de los adultos). El benznidazol y el nifurtimox no deben administrarse a las embarazadas ni a las personas con insuficiencia renal o hepática. El nifurtimox también está contraindicado en personas con antecedentes de trastornos neurológicos o psiquiátricos. Además, se requiere un tratamiento específico de por vida y un seguimiento de las manifestaciones cardiacas, digestivas o neurológicas. 

Control y prevención 

A causa del gran número de animales silvestres que sirven de reservorio a este parásito en las Américas, la infección no puede erradicarse. En vez de ello, las metas de salud pública consisten en la eliminación de la transmisión a humanos, el acceso temprano a la atención de salud y el seguimiento de por vida de las personas infectadas. 

No hay vacuna para prevenir la enfermedad. El parásito T. cruzi puede infectar a muchas especies de triatominos, la mayoría de los cuales se encuentran en las Américas. El control de vectores ha sido el método más eficaz de prevención en América Latina. El tamizaje sanguíneo es necesario para prevenir la infección a través de transfusiones y trasplantes de órganos y la transmisión congénita, así como para aumentar la detección y la atención de la población afectada en todo el mundo. 

Según la zona geográfica, la OMS recomienda los siguientes métodos de prevención y control: 

  • elaboración de materiales y actividades de información, educación y comunicación, contextualizados para los diferentes escenarios y actores, y basados en el enfoque de «Una sola salud»;
  • rociamiento de las casas y sus alrededores con insecticidas de acción residual;
  • mejora de las viviendas y su limpieza para prevenir la infestación por el vector;
  • medidas preventivas personales, como el empleo de mosquiteros y buenas prácticas higiénicas en la preparación, el transporte, el almacenamiento y el consumo de los alimentos;
  • tamizaje de la sangre donada;
  • pruebas de tamizaje en órganos, tejidos o células donados y en los receptores de estos;
  • el acceso temprano al diagnóstico, el tratamiento y el seguimiento; y
  • tamizaje de recién nacidos y otros hijos de madres infectadas. 

Se ha calculado que el costo de atender médicamente a pacientes con manifestaciones cardiacas, digestivas, neurológicas o combinadas crónicas de la enfermedad es más de un 80% superior al de fumigar con insecticida de acción residual para controlar los vectores y prevenir la infección. 

Los profesionales de la salud que trabajan en el primer nivel de atención (atención primaria de salud) tienen un papel clave en el fortalecimiento de la detección, el tratamiento, el seguimiento y la notificación de casos. 

Evaluar los medios de diagnóstico disponibles (incluidas las pruebas serológicas o de quimioluminiscencia rápidas y las pruebas de biología molecular) y los algoritmos más eficaces en relación con los costos es fundamental para mejorar la detección temprana de casos.  

Promover los estudios biomédicos, psicosociales y ambientales centrados en los determinantes y los factores de riesgo de la enfermedad de Chagas es esencial para identificar métodos novedosos de prevención y control.   

Los sistemas nacionales de información son esenciales para monitorear el número de casos agudos y crónicos y las vías de transmisión activas, pero solo existen en 6 de los 44 países que han notificado casos hasta la fecha. 

Respuesta de la OMS 

Desde el decenio de 1990, distintas iniciativas intergubernamentales de éxito en las Américas han permitido reducir sustancialmente la transmisión y aumentar el acceso al diagnóstico y al tratamiento antiparasitario para la enfermedad de Chagas. El riesgo de transmisión de T. cruzi por transfusiones ha disminuido drásticamente tras el tamizaje universal en todos los bancos de sangre de América Latina, medida que se ha ido implementando progresivamente en otros países y continentes.  

La OMS reconoció la enfermedad de Chagas como una enfermedad tropical desatendida (ETD) en 2005. Esto facilitó su mayor reconocimiento como un problema de salud pública mundial y fue fundamental para fortalecer la prevención, el diagnóstico y tratamiento tempranos, la atención integral, el seguimiento psicosocial y las actividades de información, educación y comunicación. También promovió la lucha contra la información errónea, la falta de demanda social y el débil compromiso político para hacer frente a la carga de la enfermedad. En mayo de 2019, la 72.ª Asamblea Mundial de la Salud estableció el Día Mundial de la Enfermedad de Chagas, que desde entonces se celebra anualmente el 14 de abril. 

En la Hoja de Ruta para las Enfermedades Tropicales Desatendidas 2021-2030 se incluye la enfermedad de Chagas entre las afecciones que se pretende eliminar como problema de salud pública y se proponen cinco metas: 

  1. verificación de la interrupción de la transmisión vectorial domiciliaria;
  2. verificación de la interrupción de la transmisión por transfusiones;
  3. verificación de la interrupción de la transmisión por trasplantes de órganos;
  4. verificación de la interrupción de la transmisión congénita;
  5. un 75% de cobertura del tratamiento antiparasitario de la población en riesgo. 

Para lograr el objetivo de eliminar la transmisión de la enfermedad de Chagas a los humanos y proporcionar atención de salud a las personas afectadas en todo el mundo, la OMS se propone reforzar el establecimiento de redes de trabajo a escala mundial y fortalecer las capacidades regionales y nacionales. 


Notas

  1. Argentina, Belice, Bolivia (Estado Plurinacional de), Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Guayana Francesa, Guyana, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Suriname, Uruguay y Venezuela (República Bolivariana de).